El hogar de aquel niño, aunque
estaba lleno de privaciones, era abundante en amor. Sus padres, si bien carecían
de una instrucción amplia, si poseían los principios morales solidos heredados
de generación en generación, mismos que ahora transmitían con ternura y cariño
a su primogénito. A diferencia de las casas vecinas:; amplias y grandes, la
casa de este niño era de construcción sencilla, hecha con materiales
estrictamente indispensables, pero adornada por dos particularidades: siempre
limpia y con un olor agradable a tierra mojada. “-Mamá ya me bañé: ¿Qué ropa me
pongo? –pregunto el pequeño”. “-Ahí está en el catre una “muda”, cámbiate –repuso
la madre”. La familia del niño medio subsistía vendiendo pan, de ese pan casero
que se vende en los pueblos y cuya producción se ajusta a lo que compran
estrictamente los clientes. La adquisición de “bultos” de harina le permitía a
la madre ir guardando las bolsas de manta en donde venía la materia prima del
pan.
“-Míralo, allá va el presumido –decía un niño a otro –muy limpiecito
y bañadito, como si fuera un gran señor”. “- ¡Y qué con su limpieza! Debería darle
vergüenza usar esas camisas y calzón hechos con la manta de las bolsas de
harina –agrego el otro niño”. Esos comentarios no pasaban inadvertidos para el
niño; el solo los escuchaba y proseguía
su camino. “-Mamá; hoy otra vez se burlaron de mi unos niños porque mis camisas
son hechas con la manta en que viene la harina –expreso el pequeño-. Oye
mamita: ¿por ser pobre, debo andar sucio, mugroso?” “- No les hagas caso hijo –respondió
la mamá- nosotros somos pobres pero dignos y limpios; tus camisas son hechas de
manta… más son limpias y bonitas. Además, la pobreza nada tiene que ver con
mugre. Tú, sigue igual: limpio y bañadito diariamente”. La voz de su secretaria
lo hizo volver de sus recuerdos. Ahora era un prestigioso profesional. – ¡Señor,
su cita ya fue concertada!
Reflexión:
La
limpieza es un hábito que debemos cultivar en cada una de nuestras actividades.
Por ella conocerán nuestra forma de ser y vivir. Nada justificara que seamos
sucios.
Creemos
que la limitación económica genera la falta de limpieza; nada más falso; porque
ser pobre no indica ser sucio. La limpieza es producto del amor que se tiene a
nuestra propia persona.
¿Eres
de los que mamá o papá les recuerdan todos días que tienen que bañarse o
cepillarse los dientes o lavarse las manos? o ¿ya tienes el hábito de la
limpieza?
R= Yo ya tengo el hábito de la limpieza porque sin que me
digan, yo inconscientemente lo hago.
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