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viernes, 8 de abril de 2016

"LO SABIO Y LO JUSTO"


Aquel hombre era frecuentemente visitado por la mayoría de las personas de aquella ciudad. Su fama de sabio y justo no solo le había merecido el cariño de su pueblo, sino que era trascendente ya en otras latitudes, lejos de lo que abarcaba su reino. Como gobernante buscaba siempre lo mejor para los suyos; cuidaba de ellos como si fueran sus hijos: pero de la misma forma que un padre, también aplico la ley justa y el correctivo necesario cuando fue menester hacerlo para evitar que la convivencia, la armonía y la moral se resquebrajaron. Sobre la equidad que guardo este rey en sus actos, baste el siguiente ejemplo: Narra la tradición que cierto día se presentó ante el uno de sus fieles servidores para comentarle.
-Señor; ahí afuera se encuentran dos mujeres que con violencia y maledicencia se disputan a un recién nacido. Ambas aseguran ser la madre del pequeño
-Eso no es posible –dijo el rey sabio- es evidente que alguna de las dos está mintiendo. Una debe ser la verdadera madre y la otra, una intrusa.
-Sin embargo mi Señor –continuo el sirviente- son tan sólidos y convincentes los argumentos de ambas que cualquiera pareciera ser la madre.
-Traedlas ante mí –ordeno el rey.
Con el cabello enmarañado y los vestidos jironados, aquellas dos mujeres fueron llevadas al monarca. Una de ellas sostenía fuertemente al pequeño entre sus brazos.
-Es mi hijo Señor –se apresuró en decir la que llevaba consigo al pequeño- esta me lo quiere robar, es una ladrona.
-No Señor, juro que miente –expreso con lágrimas en sus ojos humilde mujer- ella pidió que yo le permitiera cargar a mi hijo y, después de esto, no quiso regresármelo.
El rey solo observaba; su profunda mirada se clavaba en cada una de las reacciones de aquellas dos mujeres; se preguntaba así: ¿Quién mentira de las dos? Sin pensarlo más ordeno a la mujer que cargaba al niño, pusiera a este sobre una mesa y, dirigiéndose a uno de sus guardias, el sabio rey ordeno:
-Tu, guardia, desenfunda la espada; parte al niño en dos y da una mitad a cada mujer, así las dos tendrán por parte igual al pequeño.
-Estoy de acuerdo Señor –dijo una de las dos mujeres.
Inmediatamente, aquel soldado desenfundo su filosa arma para dar cumplimiento a la fatal orden. Mas antes de asestar el mortal golpe que partiría al niño en dos, la humilde mujer se abalanzo suplicante y angustiada, para de hinojos expresarle al rey:
-Salvadlo, Señor: que no muera; yo renuncio; dádselo todo a ella, pero que el niño viva.
Con la mirada serena de quien sabe que ha obrado justa y sabiamente, la voz fuerte y decidida de aquel gobernante, resonó en la sala del palacio para ordenar.
-Entregable a esta mujer el niño; ella dice la verdad, porque solo una madre es capaz de renunciar a su hijo a cambio de que este viva. A la otra, aplicadle solo la ley.
El rey, según la historia llamado Salomón, quedo pensativo; tal vez tratando de explicarle el porqué de ese aspecto de la naturaleza humana.
REFLEXION.-
La justicia solo requiere del respeto hacia los demás: que les corresponde y que les es ajeno. Dar lo propio a cada quien, es ser justo.
Los seres justos emanan tranquilidad, si tienes oportunidad de estar junto a ellos y participar de la paz que emanan, aprovéchala.
Relata un hecho de justicia que hayas podido presenciar y comenta ¿Por qué te pareció justo?
R= Me toco en la primaria cuando un día yo no había ido, ya que me había enfermado. Al día siguiente ya que andaba un poco mejor fui a la escuela y a la hora de receso me querían inculpar a mi los niños para no salir a receso, ya que el dia anterior ellos habían corrido y provocado un acccidente. La maestra lo que hizo es que como yo no vine, porque a mi se me iba a castigar.
Por eso yo creo que ahí hizo un acto de justicia.

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